|

En
Tera se están multiplicando estas chozas de fortuna |
La
tienda sobre la arena |
|
Doono* se terminó, mi niño. No llores. |
|
La
comida se terminó, mi niño. No llores. |
|
La
papilla se terminó, mi niño. No llores. |
|
El
aceite se terminó, mi niño. No llores. |
|
No
robes "sananta"**, que no es tuyo. No llores. |
|
Que
tu boca se olvide de la comida.. |
|
* Doono: bola de mijo que se come diluida
en leche. **
Sananta, bola de mijo sin cocer. |
|
Son numerosos los cantos, nanas y melopeas
que hacen referencia a los alimentos, al hambre y a los
ogros de un apetito insaciable, voraz; y es que el hambre,
la penuria alimenticia es una compañía habitual, un personaje
que anda por casa, que se mueve por las chozas, patios y
pueblos con toda libertad y desparpajo, sin llamar la atención
de nadie. Las hambrunas van y vienen, se sientan, desaparecen
y retornan cuando nadie sabía que se habían ido. Forman
parte de la vida de estos pueblos. Ayer venía de Tera a
Niamey en busca de Isidro, nuestro compañero que llegaba
el domingo pasado. Hablaba en el coche con Hama, mi profesor
de songhai, de la cantidad de peul y bella (etnias de pastores
nómadas) que se están instalando en cualquier rincón de
la ciudad en chozas de fortuna. Seguramente que han vendido
el ganado o lo han confiado a algún pariente que emigra
a otras regiones donde parece que los pastos son más abundantes.
Después de pasar Dargol nos encontramos con varios chamizos,
esqueletos de cabañas de las que quedan unos palos entrelazados
y al aire.
- Se han ido. La gente se ha marchado.
- Y ¿dónde se han marchado?
- No sé, a cualquier sitio, a la ciudad…
Estos últimos meses contemplamos el deambular
cansino de gentes que han huido de la violencia de Costa
de Marfil, de Libia que tenemos al lado y ahora del Mali,
todavía más cerca, y otros que se van a la aventura hacia
la costa en busca de un chanchullo, un curro, un trabajo
o a las minas de oro para convertirse en topos humanos atiborrados
de droga porque de lo contrario no hay nadie que entre en
esas galerías de muerte. Son muchos los pueblos de los alrededores
de Tera que se han quedado casi vacíos. Las colas de las
mujeres que se pasan la noche a la espera de poder comprar
un kilo de arroz o unos puñados de mijo o maíz a bajo precio
o regalado son cada vez más largas.
Todo en silencio. Nadie protesta. Toda
esta movida se pasa en silencio como si fuese lo mas natural.
Estremece porque nos encontramos en medio de un torbellino
de hombres y mujeres que han tenido que ponerse en camino
para atravesar los desiertos en busca de su resurrección
o de la muerte.
Se han puesto en marcha.
La cuaresma es un tiempo en el que nos
ponemos en marcha para atravesar el desierto; es el desierto
de nuestra conversión al Evangelio y a la persona de Jesús.
Lo que pasa es que hablar de Jesús es hablar de los pobres,
los más pobres que vemos pasar ante nuestra puerta. ¿Los
vamos a dejar pasar sin decir ni hacer nada porque no exigen,
ni se lamentan y sólo hacen un gesto de saludo con la mano?
Choza de fortuna en Tera que se están multiplicando
¿Cuántas veces me he hecho esta pregunta
estos últimos días? Finalmente me digo que no me queda otro
remedio que ponerme yo también en marcha para ir a su encuentro,
no sé si en sentido contrario, pero a su encuentro. He estado
hablando con los de Caritas de Niamey y vamos a organizarnos
en la zona de Tera. Vamos a hacer todo lo posible para responder
en la medida de nuestras posibilidades y parar la hambruna
aunque sólo sea un poco. Vamos a procurarnos trigo, aceite
y mijo y plantar nuestra tienda sobre la arena.
Me atrevo a pediros vuestra colaboración.
Caminaremos juntos hasta Pascua y os iré poniendo al corriente
de nuestro trabajo y organización y de cómo se va realizando
esta travesía.
Que Dios nos ayude a convertirnos
en este tiempo de Pascua y andadura.
Rafael Marco. sma
B.N: Si quieres enviar tu ayuda puedes
hacerlo indicando: SOS Níger a: Banco Santander CCC 0049
/ 1828 / 26 / 2310169040
|