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LLEGADA
Y PRIMER CONTACTO
Saboreamos la rica comida
africana en los maquis -pequeños restaurantes en la carretera-
mientras las gallinas descansaban debajo de las mesas. Tras
casi 12 horas de viaje vimos el cartel: Parroquia Saint
Louis, en Korhogo. Sus caras expresaban alegría, las nuestras,
a pesar del cansancio devolvían sonrisas y tres besos a
diestro y siniestro. Una vez instalados, celebramos la eucaristía.
Acción de gracias compartida por poder disfrutar en familia
el ser misionero.
Lo primero que hicimos
a la llegada fue visitar la guardería y compartir los juegos
con 68 niños. Fiesta para los peques y no tan peques, compartiendo
saludos, entretenimiento, comida y regalos. A pesar de no
hablar un francés fluido, nos entendimos a la perfección.
Nos buscaban para jugar, nos llamaban por nuestros nombres
y nos derretían con sus sonrisas. Por las tardes, en una
pérgola al lado de la iglesia, reciben clase 30 niños que
van retrasados en la escuela, o que no tienen medios. El
despacho parroquial, las salas de reunión, alfabetización,
catequesis, la ciber..., las dos corales ensayando, reuniones
de las comunidades de base, encuentros de estudio del evangelio...
toda una cadena de actividades bien engrasada, que hizo
una estancia con mucho ritmo.
ACOGIDA
Y DIÁLOGO INTERRELIGIOSO
Visitamos varios pueblos,
con pequeñas comunidades, donde el valor de la acogida lo
respirábamos continuamente. Pero si nos hemos de quedar
con una imagen es la que vivimos en Kenifonkaha. Nada más
llegar se acercó una niña, se llama Nofuñon, que significa
mi madre es buena, nos dio la mano y nos acompañó por todo
el pueblo. No hablaba, solo nos miraba, nos guiaba campo
a través y espantaba a los animales. El jefe del pueblo,
musulmán, ha cedido los terrenos para la construcción de
una nueva comunidad. Quiere la presencia cristiana, aun
cuando la mayoría de los habitantes son fetichistas. Un
signo del diálogo interreligioso.
EL
PAN NUESTRO....DULCE DE CADA DÍA
Una feligresa viuda, Marguerite,
tenía un deseo: fabricar pan dulce para venderlo en la ciudad.
Cuando supo que se le ayudaría desde la parroquia, en un
abrir y cerrar los ojos, construyó el horno en su casa.
Participamos en la bendición y a las setenta y dos horas
pudimos saborear el bendito pan. Han sido muchas vivencias,
difícil de narrar en poco espacio.
GRACIAS
A TODOS
Agradecemos a los "guías
turísticos" que nos enseñaron la ciudad y permitieron que
descubriéramos en vivo y en directo el arte senoufo. A los
profesores, que tanto cariño trasmiten a los peques, a los
trabajadores de la misión por su paciencia y buen entender.
Al pueblo de Korhogo por compartir la vida y descubrir en
cada uno la presencia de Dios encarnado. "En verdad os digo
que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños,
a mí me lo hicisteis (Mt. 25,40)
ACTITUDES
MISIONERAS
Jesús sale a nuestro encuentro,
en cada persona que sufre. Nos mira, nos pregunta y nos
pide una respuesta. Por el bautismo, todos los cristianos
hemos recibido una misión: Id y anunciad. No importa el
lugar, importan los hechos, los gestos. Tan fácil y tan
difícil. Amar en lo concreto, en el día a día. Mirar a los
que sufren con compasión, como Jesús nos lo muestra en multitud
de ejemplos. Mirar, escuchar, acoger, acompañar...San Juan
de la Cruz: nos invita a ello: "A la tarde te examinaran
en el amor, aprende a amar como Dios quiere ser amado y
deja tu condición" ¡Otro mundo es posible, depende de ti!
Esta es la llamada urgente a la que se nos invita, a ir
transformando nuestra micro esfera, nuestra realidad cotidiana,
haciendo vida las palabras de San Lucas 6,31: "Y como queréis
que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros
con ellos".
Ser misionero es el que
evangeliza desde la vida, con un talante de diálogo, paciencia,
respeto, sin imposiciones, desde una actitud de compartir
experiencias, dispuesto a aprender, escuchando y observando
mucho, dejándose interpelar, confiando en los demás. Es
el hombre y la mujer de fe y oración. Es el que denuncia
y anuncia con sabia audacia y sencillez, con los criterios
del Evangelio. Ser misionero es AMAR.
Familia Lamana-Bernad
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