Figuras misioneras

FRANCIS AUPIAIS (1877 – 1945)

Descubrir y estudiar sin cesar las riquezas de los pueblos que nos acogen: amarlos y hacerlos amar


RESUMEN BIOGRÁFICO

Nacido el 11 de agosto de 1877 en Saint-Pêre-en-Retz en el oeste de Francia, en una familia de condición modesta, Francis Aupiais entra en el seminario menor de la diócesis de Nantes y prosigue su formación en el seminario de los Padres Blancos. Cursa su último año de teología en Misiones Africanas y es ordenado sacerdote el 29 de junio de 1902.

Tras un año de enseñanza en el seminario menor SMA de Naudières, marcha al Dahomey: primero a Abomey durante algunos años, luego a Porto-Novo donde permanecerá hasta 1926, excepto durante la guerra en la que es "movilizado" y enviado al hospital de Dakar de 1915 a 1918.

La tarea de la enseñanza en Dahomey

En Dakar encuentra a Maurice Delafosse y a Georges Ardí que acaban de improvisar un colegio; el P. Aupiais dará allí cursos de griego. Su tarea principal, en el Dahomey, será la enseñanza. Fue responsable de la escuela primaria, enseñando él mismo, invierte diariamente toda su energía en la formación de los maestros y continuará haciendo lo mismo, cuando, en 1919, se convertirá en superior de la Misión y Vicario General de Monseñor Steinmetz, Vicario Apostólico del Dahomey.

El trabajo de inculturización

Lo que marcará toda su vida es su pasión por los Negros. No cesará de hacer reconocer todas sus cualidades humanas, su moralidad, la riqueza de sus culturas. De ahí, el nombre de la revista que fundará en 1925 con sus antiguos alumnos, Paul Hazoumé en particular: La Reconnaissance Africaine. El nº 1 anuncia que la finalidad de la revista es "llegar a disipar el equívoco por el que se hace una superioridad absoluta de la diferencia que existe entre el estado llamado 'civilizado' y el estado llamado 'primitivo' al servicio del primero". Otra preocupación es "hacer conocer las religiones fetichistas, las costumbres del país y de todo lo que se refiere a la historia local […] probar que los indígenas poseían un fondo de sentimiento y de ideal elevado".

Quiere dar la palabra a los jóvenes dahomeyanos que asimilan bien la cultura del colonizador y se exponen a perder su propia cultura, para que ellos mismos pongan de relieve lo que él llama 'regionalismo', es decir, "el culto de lo que viene de un pasado lejano, en lo que subsiste de las costumbres, de las artes, de la literatura de un pueblo que tuvo una existencia muy particular y cuyas instituciones, muy respetables, amenazan con ser sumergidas por otras instituciones, también muy respetables.

Muy sensible a lo que él llama el ceremonialismo de los dahomeanos, es decir, las signos de deferencia entre las personas, los rituales de las ceremonias religiosas y civiles, el P. Aupais inventará grandes fiestas donde podrá en cierto modo inculturar ese ceremonialismo. Serán la fiesta de la Epifanía (que existe todavía en Porto-Novo y entre los Gun de Cotonou) y la fiesta de Juana de Arco (¡estamos en una colonia francesa!). Instituirá también una 'fiesta de matrimonios' para animar a los jóvenes dahomeyanos a que abandonen la poligamia.

El esfuerzo por difundir la cultura africana

De regreso a Francia en octubre de 1926, luchará para poner en relieve las riquezas culturales africanas. Trae consigo treinta grandes cajas de objetos con el fin de organizar una exposición de Arte Negro. Inaugurada en París en enero de 1927, deviene itinerante y es presentada en numerosas ciudades de Francia, y hasta en Bélgica y en Suiza. Al mismo tiempo que reúne fondos para la gran iglesia que acaba de comenzar en Porto-Novo, quiere, sobre todo, mostrar que los negros son tan civilizados como los blancos, que tienen un arte diferente pero muy real.

El P. Aupiais fotógrfo y cineasta

Paralelamente, para mejor dominar sus conocimientos adquiridos sobre el terreno, de 1926 a 1928 frecuenta en París el Instituto de Etnología que acaba de abrir sus puertas. Está también encargado de cursos en el Instituto Católico de París e interviene especialmente en las Semanas de Misionología de Lovaina, en Bélgica. Es elegido Provincial de Lyon en junio de 1928. De diciembre de 1929 a junio de 1930, patrocinado por el mecenas Albert Kahn y con el fotógrafo y cineasta Frédéric Gadmer, el P. Aupiais conduce una misión fotográfica y cinematográfica en el Dahomey. Producirá la primera película etnológica francesa sobre el culto del Vodú, y también una película titulada El Dahomey cristiano. Estas dos películas serán muy apreciadas en Francia. Pero su actividad es menos apreciada por el Superior General, el P. Chabert que reprocha al P. Aupiais, entre otros, sus vivas críticas hacia la administración colonial francesa y sus condenas del trabajo forzado.

El P. Aupias Diputado electo.

En la Asamblea Provincial de 1931, el P. Aupiais no es reelegido, sino enviado al suroeste de Francia como superior del seminario menor de Baudonne. Allí permanecerá seis años. Pero en 1937, sorprendentemente para algunos, el P. Aupiais es elegido de nuevo Provincial. En 1939, es elegido para la Academia de Ciencias Coloniales. Durante la guerra y la ocupación alemana, se entrega a la vida de la Provincia de Lyon. Pero en 1945, durante las elecciones para la Asamblea Constituyente, las elites dahomeyanas le piden que represente al país con Marcellin Apithy. Paul Hazoumé le escribe: "La elección de la elite dahomeyana se ha dirigido hacia usted porque no quiere más a estos delegados que nos engañan". Es apoyado por el Vicario Apostólico del Dahomey, Monseñor Parisot. Acepta y es elegido diputado de la circunscripción del Dahomey-Togo, por el colegio de ciudadanos, y Marcellin Apithy, por el de los no ciudadanos. Pero, extenuado y enfermo, el Padre vuelve a Francia donde muere el 14 de diciembre de 1945, antes de haber podido ocupar su escaño en la Asamblea.

La revista Missi, en 1957, resumía bien lo que fue el P. Aupiais: "Si fue misionero francés en África, el P. Aupiais fue otro tanto misionero de África en Francia. Lo fue con una tenacidad, un tacto y una intuición que le han valido el cariño de África y el reconocimiento (a ves póstumo) de todos. Su amor inteligente por África le han acarreado muchas preocupaciones y sufrimientos". Un dahomeano ha dicho lo esencial: "El P. Aupiais nos ha comprendido, porque ha comenzado por amarnos".

Algunos mensajes del P. Aupias

Dios ha preparado desde hace mucho tiempo los caminos de la evangelización de estas poblaciones por las admirables disposiciones que él mismo ha conservado en el fondo de su corazón con un celoso esmero. ¿Hay que temer decir que estos paganos, de buena fe, aportarán, viniendo al cristianismo, cualidades que Cristo Jesús ama reconocer en estos que ve bajo el árbol de la espera, como veía a Natanael bajo la higuera?" (Textes dactylographiés sans date, en AMA 3 H 99).

"El misionero dañaría radicalmente su obra si no buscase levantar puentes entre el pasado y el presente o más exactamente si el misionero no construyese lo sobrenatural sobre lo natural, o incluso si no introdujese, sobre un tronco que dejará fuertemente fijado y sustancialmente alimentado por raíces que son tan viejas como él, el injerto que va a mejorar, a transformar completamente sus hojas, sus flores, sus frutos, su esencia misma" (Textes dactylographiés sans date, en AMA 3 H 99).

"Yo podría aún conversar con vosotros sobre todas las riquezas que pierde la Iglesia de Cristo cuando son sofocados por la europeización sistemática tantos sentimientos particulares que serían una diadema más en la magnífica corona de la Iglesia universal, como lo han sido a través de los tiempos los ritos, tan ricos de simbolismo, de pueblos ardientemente cristianos, de Asia y del sur de Europa" (Une tentative de régionalisme africain, dans Les élites en Pays de Misión, La cinquième semaine de missiologie de Louvain, 1927, 99).