Ya que las cosas son así, ¿hay algo mejor que retirarnos de vez en cuando del mundo para encontrarnos a solas con Jesucristo, abrirle el corazón, escuchar sus consejos, zambullirnos en su amor y en el celo que nos inspira para trabajar con ánimo en el trabajo que nos confía?

Es precisamente lo que os propongo para estos días de retiro. Os propongo y me propongo a mí mismo que permanezcamos unidos a Jesús con un reconfortante y continuo encuentro con Él y una disposición perfecta para escuchar su palabra y ponerla en práctica.

Después que nuestro divino maestro dio sus primeras enseñanzas a sus discípulos con su ejemplo y su palabra, eligió a doce y los envió a misión. Era un ensayo. Los eligió, les dio sus instrucciones y los envió.

Los apóstoles partieron y recorrieron aldeas y pueblos. "Iban de pueblo en pueblo" (Lc 9,6). Un tiempo después se reunieron con Jesús para darle cuenta de sus actos y de su predicación (…) y Jesús les dijo: "Venid a un lugar apartado y descansad" (Mc 6,31).

Efectivamente, se fueron a un lugar solitario de la tierra de Betsaida".

Venid a Jesús Venid a Jesús. Descansad y en el silencio del desierto, es decir, en el retiro, os explicará todo (…). Además, es el momento de darle cuenta de vuestra conducta y predicación. Él escuchará vuestros aciertos y fracasos, borrará vuestra culpa, corrigiéndola, y animará vuestra virtud incrementándola con fuerza y sabiduría.